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jueves, 24 de febrero de 2011

EL SECRETO DEL DOCTOR TYNE


POR ANTONIO QUINTANA CARRANDI


He aquí una modesta pero divertidísima novela de Luís García Lecha, que hará las delicias de los amantes de la literatura bolsilibresca. En esta ocasión, Lecha, bajo su seudónimo de Glenn Parrish, nos narra las aventuras y desventuras de Sholto Farrar, un joven abogado sin demasiada suerte, que se verá enfrentado a un siniestro personaje que amenaza con destruir la Tierra si no se le paga una astronómica suma de dinero. Pero no adelantemos acontecimientos y veamos el planteamiento del relato.

Sholto Farrar, que está pasando por una racha de penuria económica, acude al domicilio de su tío, el doctor Phillibert S. Tyne, para pedirle un préstamo. El doctor Tyne está furioso y preocupado por cierto error cometido por la avanzada computadora que posee, fallo gravísimo según él, que puede tener peligrosas consecuencias. Tyne pide a su sobrino que le ayude a destruir ciertas fórmulas, y después de quemar todos sus papeles, el científico suspira aliviado, comentando que la Tierra se ha salvado del desastre. Mas de pronto parece reparar en algo y llama a su secretaria personal por videófono, conminándola a que le lleve la libreta de notas que le había dejado para pasar a limpio, pues también debe ser destruida. Sholto, acostumbrado a las rarezas de su tío, no entiende nada, y por tanto no le da ninguna importancia al asunto. Con un cheque en el bolsillo, abandona el domicilio del doctor tranquilamente, sin ser consciente de que acaba de presenciar el primer acto de una tragedia.

Y la tragedia comienza con el accidente de aeromóvil en el que muere la secretaría del doctor Tyne cundo iba a llevarle el cuaderno de notas. El científico, aunque lamenta la muerte de su secretaría, respira aliviado porque cree que esas notas que tanto le preocupaban han sido destruidas, pero no es así. Alguien se ha apoderado de ellas y las utilizará para sus siniestros fines.

Mientras tanto, Sholto acude a la residencia de Octavia Van Kroydt, una multimillonaria, antigua conocida suya, que le ofrece una fabulosa suma de dinero a cambio de que haga un trabajito para ella. Octavia pretende que Sholto se introduzca en la sede de la Norton Interspatial y se apodere de ciertos documentos. Aunque está pasando una mala racha, y la oferta de Octavia es muy tentadora, Farrar es un hombre honrado y se niega en redondo a perpetrar una acción ilegal. Despechada, Octavia le jura que lamentará haber rehusado trabajar para ella. Y efectivamente, las cosas comienzan a irle mucho peor a nuestro protagonista, pues la rencorosa Van Kroydt utiliza su influencia para que nadie contrate sus servicios como abogado.

A todo esto, los medios de comunicación se hacen eco de una noticia fantástica. Un individuo, que firma como Shylock Smith, dirige un ultimátum al gobierno de la Tierra: si no se le pagan doce mil millones de escudos, destruirá el planeta. Para demostrar que puede cumplir su amenaza, asegura que el día 27 de mayo de 2173, a las 23,59 hora de Greenwich, procederá a destruir Calixto, cuarto satélite de Júpiter. Semejante noticia provoca una conmoción mundial, aunque en realidad todo el mundo, incluidos los miembros del gobierno, piensa que el tal Shylock Smith es un chiflado que sólo busca notoriedad. Por si acaso, y más por tranquilizar a la población que porque crean que el anónimo chantajista pueda cumplir su amenaza, el gobierno envía una nave a las proximidades de Calixto. Mientras la humanidad espera, entre divertida y temerosa, lo que ocurra en esa luna de Júpiter, Farrar recibe la visita de Janet Fork, una de las empleadas de Octavia Van Kroydt, a la que conoció durante su desagradable visita a la multimillonaria. Janet, que ha sido despedida, quiere contratar los servicios profesionales de Farrar, pues su hermano se ha metido en un lío. Empleado de Norton Interspatial, Tony Fork se avino a hacer aquello a lo que Farrar se había negado. Pero resultó que sus superiores, que no se fiaban de él, le pusieron como cebo unos documentos falsos. Furiosa, Octavia denunció a Fork, alegando que la había obligado a firmarle un cheque por varios millones de escudos amenazándola de muerte. Sholto, conmovido por la desesperación de la muchacha, y deseoso de devolverle la pelota a la arpía, accede a representar al hermano de Janet. Pero antes, y dado que el plazo fijado por el misterioso Shylock Smith está a punto de concluir, encienden el televisor para comprobar, como miles de millones de personas, si ese personaje cumple o no su palabra de destruir Calixto. Y efectivamente, ante los horrorizados ojos de la población mundial, las cámaras de la astronave enviada a Júpiter captan la destrucción de su cuarta luna, que parece ir disolviéndose en polvillo cósmico. La nave también resulta destruida y esto acaba de convencer al gobierno terrestre de que se enfrentan a un enemigo formidable, que posee un arma desconocida y de efectos devastadores.

Los acontecimientos se precipitan cuando el doctor Tyne, visiblemente alterado, llama a su sobrino y le exige que acuda a su domicilio cuanto antes. Farrar se presenta en casa de su tío acompañado por Janet, y éste les hace una sorprendente revelación: el arma empleada por el tal Shylock Smith para disolver Calixto es invención suya; mejor dicho, tal arma ha sido el resultado de los errores cometidos por la computadora del doctor. Tyne, hombre de grandes recursos económicos e influencias políticas, quiere que su sobrino investigue el asunto de Shylock y recupere la diabólica sustancia capaz de disolver planetas enteros. Y así, nuestro héroe se verá embarcado en una peligrosa aventura, en la que deberá hacer frente a numerosos obstáculos, antes de poder llevar su misión a feliz término.

El secreto del doctor Tyne es un bolsilibro típico, con las virtudes y los defectos característicos de esta clase de novelas. Aunque no está a la altura de las excelentes historias que Lecha escribió para la mítica Espacio, el mundo futuro de Toray, este bolsilibro se lee sin sentir, ya que se trata de un relato trepidante y desenfadado. Lo mejor es su impagable final, que hará soltar la carcajada al lector cuando, en la última página y ya resuelta la situación, Farrar le pregunta a su tío qué demonios pretendía inventar exactamente.

El secreto del doctor Tyne, una novela de ciencia ficción de Luís García Lecha; es decir, diversión asegurada.

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